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Cirugía oftalmológica en Clínica Kydoft

¿Por qué deberías operarte en Clínica Oftalmológica Kydoft?

Bono PAD Fonasa Cubre hasta el 50% de su cirugía

Clínica acreditada por la Superintendencia de Salud

Más de 20 años de experiencia en cirugías oftalmológicas

Hemos realizado más de 25.000 cirugías oftalmológicas

Procedimiento rápido, seguro y ambulatorio

Contamos con tecnología médica de última generación

Acreditado por Fonasa

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Preguntas Frecuentes sobre la Cirugía de Cataratas:

¡Por supuesto! En KYDOFT ofrecemos atención a pacientes afiliados a FONASA, bajo las modalidades de Libre Elección y Pago Asociado a Diagnóstico (PAD).

Puedes atenderte con nosotros a través de las siguientes modalidades:
FONASA Libre Elección
Pago Asociado a Diagnóstico (PAD)

El PAD es un sistema de financiamiento de FONASA que permite cubrir los costos de atención médica de algunas patologías específicas. Bajo esta modalidad, FONASA establece un monto fijo de pago para ciertos diagnósticos. Si eres afiliado y tu médico lo recomienda, puedes acceder a esta modalidad.

Sí, en KYDOFT puedes atenderte a través de FONASA Libre Elección, aunque tu patología no esté dentro de las cubiertas por PAD.

La modalidad FONASA Libre Elección permite a los afiliados acceder a atención en prestadores privados, como KYDOFT. En este caso, el paciente elige libremente su centro de atención y FONASA cubre un porcentaje del costo, dependiendo de su tramo de afiliación:

Tramo B - Tramo C - Tramo D

El paciente debe pagar la diferencia entre el monto cubierto por FONASA y el costo total del servicio, el cual varía según cada centro de atención.

En KYDOFT puedes comprar directamente los bonos para consultas médicas, Programas médicos.

El PAD Cataratas incluye la Intervención Quirúrgica denominada facoéresis extracapsular con implante de lente intraocular y cubre un 50% del costo de la cirugía. En esta intervención no se incluye el valor del lente (prótesis).

Generalmente se recomienda operar un ojo a la vez, dejando algunos días o semanas entre cada procedimiento, para asegurar una recuperación óptima.

Una catarata es la pérdida progresiva de transparencia del cristalino, la lente natural del ojo encargada de enfocar la luz sobre la retina. Cuando el cristalino se vuelve opaco, la luz no se transmite de forma adecuada y se produce disminución de la agudeza visual, visión borrosa o nublada y dificultades para realizar tareas cotidianas. Se trata de una condición muy frecuente, especialmente asociada al envejecimiento, pero también puede estar relacionada con otras causas.

Los síntomas típicos incluyen visión borrosa o empañada, mayor sensibilidad al deslumbramiento (por ejemplo, con luces nocturnas o sol intenso) y percepción de halos alrededor de fuentes de luz. También pueden presentarse colores menos vivos, necesidad de más luz para leer y cambios frecuentes en la graduación de las gafas. Estos signos suelen progresar lentamente y no necesariamente afectan a ambos ojos por igual. En ocasiones, adultos mayores que leían con lentes dejan de necesitarlos pero empeoran la visión lejana.

La causa principal es el envejecimiento natural del cristalino, cuyo contenido proteico sufre cambios que llevan a la opacificación. Factores de riesgo adicionales incluyen diabetes mal controlada, exposición crónica a radiación ultravioleta, tabaquismo, traumatismos o cirugías oculares previas, además de predisposición genética. Menos frecuentemente, pueden presentarse cataratas congénitas o secundarias a inflamaciones intraoculares.

Pueden presentarse en uno o en ambos ojos. Cuando afectan a ambos, el avance suele ser asimétrico: un ojo puede deteriorarse antes o más rápido que el otro. Por ello, la indicación de tratamiento se valora individualmente en cada ojo según el impacto funcional.

El diagnóstico se realiza mediante un examen oftalmológico completo. Habitualmente incluye medición de la agudeza visual, evaluación con lámpara de hendidura para observar el cristalino y, cuando corresponde, dilatación pupilar para valorar adecuadamente el estado del cristalino y la retina. Se pueden utilizarpruebas complementarias (por ejemplo, OCT, recuento de células endoteliales y ecobiometría.) para planificar un eventual procedimiento quirúrgico.

La cirugía se indica cuando la catarata afecta significativamente la calidad de vida: dificultad para conducir, leer, trabajar con pantallas o realizar actividades habituales con seguridad. También puede recomendarse si la opacidad impide evaluar o tratar otras enfermedades oculares (por ejemplo, de retina o glaucoma). La decisión no se basa en la edad, sino en el impacto funcional y en la evaluación clínica.

El procedimiento más utilizado es la facoemulsificación. A través de una microincisión corneal se fragmenta y aspira el cristalino opaco con ultrasonido, para luego implantar un lente intraocular (LIO) transparente que reemplaza su función. La cirugía suele ser ambulatoria y el tiempo de recuperación es generalmente corto, aunque varía según cada paciente.

Existen diferentes diseños de LIO, cuya elección se personaliza según la exploración ocular y las necesidades del paciente. Los monofocales proporcionan enfoque a una distancia (generalmente lejos); los tóricos corrigen además el astigmatismo corneal; y los multifocales, trifocales o de profundidad de foco extendida (EDOF) buscan ofrecer buena visión a varias distancias. Los multifocales pueden asociarse a mayor presencia de halos o deslumbramientos nocturnos en algunos casos.

Aunque la cirugía de cataratas es un procedimiento con elevada tasa de éxito y bajo perfil de complicaciones, no está exenta de riesgos. Entre las posibles complicaciones se incluyen infección intraocular (endoftalmitis), inflamación, aumento transitorio de la presión intraocular, edema macular, desprendimiento de retina, error refractivo residual y fenómenos de disfotopsias (halos o destellos). La detección y el manejo temprano suelen conducir a una adecuada resolución.

EMuchos pacientes experimentan mejoría visual en los primeros días. Sin embargo, la estabilización completa de la graduación y de la calidad visual puede tomar entre tres y cuatro semanas. Si es necesario intervenir el segundo ojo, se planifica según la evolución del primero y las necesidades funcionales del paciente.

Es importante evitar frotarse el ojo, protegerlo para dormir durante los primeros días y no exponerse a ambientes con polvo, piscinas o saunas durante algunas semanas. Se recomienda utilizar gafas de sol al exterior y cumplir estrictamente los controles indicados por el especialista.

No se debe conducir el mismo día de la intervención. La aptitud para retomar la conducción se evalúa en el control postoperatorio, considerando la agudeza visual alcanzada, la sensibilidad al deslumbramiento y la seguridad percibida por el paciente. El retorno a esta actividad es individual y depende de cumplir los requisitos legales vigentes.

El diagnóstico se realiza mediante un examen oftalmológico completo. Habitualmente incluye medición de la agudeza visual, evaluación con lámpara de hendidura para observar el cristalino y, cuando corresponde, dilatación pupilar para valorar adecuadamente el estado del cristalino y la retina. Se pueden utilizarpruebas complementarias (por ejemplo, OCT, recuento de células endoteliales y ecobiometría.) para planificar un eventual procedimiento quirúrgico.

No es posible prevenir completamente su aparición, pero sí reducir el riesgo o retrasar su progresión. Medidas recomendadas incluyen no fumar, protegerse de la radiación UV con gafas de sol de calidad, mantener un buen control de enfermedades sistémicas como la diabetes, llevar una dieta equilibrada y realizar controles oftalmológicos periódicos.

Sí. La diabetes mal controlada puede favorecer la aparición precoz y la progresión más rápida de las cataratas. Un manejo integral de la glucemia, junto con los cuidados generales de salud y controles oftalmológicos regulares, disminuye riesgos y complicaciones asociadas.

La mayoría de los pacientes no siente dolor durante la cirugía, gracias al uso de una anestesia local. En algunos casos se complementa con una sedación suave para mayor comodidad. Puedes percibir una leve presión o molestia en ciertos momentos del procedimiento, pero suele ser muy bien tolerado y rápido.

En muchos casos sí, aunque la indicación, el tipo de lente intraocular y el pronóstico visual pueden variar según la patología asociada. Es esencial realizar una evaluación personalizada y, cuando corresponda, coordinar el manejo con subespecialistas (por ejemplo, glaucoma o retina) para optimizar los resultados.

La necesidad de usar gafas tras la cirugía depende del tipo de lente intraocular implantado, de la córnea y del objetivo visual acordado. Con lentes monofocales es habitual requerir gafas para la otra distancia (cerca o lejos). Con lentes multifocales o EDOF puede reducirse la dependencia de gafas, aunque no siempre se elimina por completo.

La catarata tiende a progresar con el tiempo y, en consecuencia, la visión se deteriora gradualmente. En estadios muy avanzados, además de limitar la funcionalidad, pueden aumentar las dificultades técnicas y los riesgos quirúrgicos, y se complica la evaluación de la retina para descartar otras patologías.

El pronóstico visual suele ser muy favorable. La cirugía de cataratas es uno de los procedimientos más practicados en oftalmología y presenta altas tasas de satisfacción cuando no existen enfermedades oculares concomitantes que limiten la visión. El éxito depende de una adecuada indicación, planificación preoperatoria y seguimiento postoperatorio.

La periodicidad se individualiza. En muchos casos, un control cada 6 a 12 meses es suficiente para vigilar la evolución, salvo que aparezcan síntomas nuevos o se perciba un empeoramiento funcional, en cuyo caso se recomienda adelantar la consulta. El oftalmólogo definirá el intervalo óptimo según el examen y los factores de riesgo del paciente.

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